Grandes flores de gran belleza y singularidad para una pequeña planta.

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Este conocido género de unas 500 especies que habitan desde el sur de México hasta el norte del Brasil se caracteriza por sus bellas flores de labelo y pétalos muy reducidos, parcialmente ocultos y grandes sépalos fusionados por los bordes y usualmente con largos apéndices que, junto a una coloración casi siempre llamativa, las hacen inconfundibles. Por otro lado, la estructura y forma de las plantas es muy similar en todas las especies, haciéndolas difíciles de identificar si no están en flor. En su gran mayoría son epífitas habitantes de las selvas de altura pero también hay especies litófitas y terrestres.  Así pues un punto clave en su cultivo es la temperatura, aunque la mayoría  pueden soportar temperaturas diurnas máximas de 30ºC (o mas) la temperatura mínima nocturna debería descender a unos 21/22ºC. El substrato debe ser drenante pero con algún material que retenga la humedad, se dan bien en esfagno puro y es aconsejable que se seque ligeramente (no del todo) entre riegos ya que no les gusta tener las raíces muy húmedas constantemente. Los requerimientos de luz varían en cuanto a la especie pero en su mayoría requieren de buena luz para una floración de calidad. Les favorece también una buena circulación del aire por lo que, salvo excepciones, no son candidatas ideales para su cultivo en terrario.